Operación de próstata y extracción de ganglios linfáticos
El Señor es mi pastor, nada me falta.
Salmo 23
¿Me falta algo?
Las imágenes asociadas son: estar enfermo, demacrado, pálido. Pero no me sentí así. De hecho, ¡me siento muy bien!
¡El Señor es mi pastor! (Verso 1)
Las imágenes asociadas son: ovejas que siguen al pastor, prados, arroyos, confianza.
Por eso, ¡no me falta nada!
¿Qué tanto me falta en la vida y qué tanto me hace falta?
¿Cómo experimentar al pastor?
Su bondad y misericordia son cada día nuevos y sin límites, ¡no hace falta más!
Él basta, ¡yo basto!
En verdes pastos me hace descansar. Junto a tranquilas aguas me conduce (Verso 2)
Encontrar tranquilidad
Descansar, ahí encuentro mi descanso. “Dejar ir” se convierte en mi gran tema:
- Familia: mis hijos son independientes y con sus propias familias y llevan a cabo sus tareas diligentemente.
- La profesión (me desempeñé los últimos años como un apasionado auditor): también funciona sin mí. Mi sucesor se ha adaptado al trabajo y logra el trabajo solo.
- La iglesia en la que fui anciano por muchos años: ya no es mi “bebé”. Se estableció, creció, decide y obra diferentemente a lo que yo me imagino.
- El jardín: no. El sí me necesita como antes, pues crece y avanza y sin darse cuenta crece más rápido de lo que uno puede soportar.
Me infunde nuevas fuerzas. Me guía por sendas de justicia por amor a su nombre (Verso 3)
Después de la operación
Después de la operación en 2017 fueron encontrados dos ganglios linfáticos por medio de una tomografía por emisión de positrones (PET) que fue removida el 3 de julio de 2017. Exitosamente. Había el riesgo de crear artificialmente un ano, pero gracias al excelente trabajo de los cirujanos no fue necesario. Sin embargo, había complicaciones el día de la operación. El intestino se opuso a seguir cooperando y paró todas sus funciones. Había sospechas de obstrucción intestinal según una tomografía. El domingo a las 23 horas fue realizada una endoscopia. No se comprobó la sospecha y me siento mejor, pero mi situación empeora a lo largo del día. El intestino debe ser estimulado. El estomago no puede enviar nada más al intestino. Es insertada una sonda estomacal, pero debido a mis pólipos se hace una tarea más ardua. Después de varios intentos la sonda queda en su lugar. Justo en el momento en que la enfermera cierra la puerta de la habitación empiezo a vomitar. La soda sube y se atasca en mi garganta. Lucho por respirar y alerto a la enfermera. Mis vecinos de habitación están en sus camas atrapados sin poder ayudarme. No puedo gritar. ¿Qué tan largo se convierte un minuto cuando no se puede respirar? Morir es fuerte, no es romántico como mi idealismo me lo quería hacer creer. La puerta se abre, la enfermera hala la sonda, sigo luchando por aire.
Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado (Verso 4)
Ahí no dice “no te pasará nada”, sino: no temo peligro.
En cada segundo estaba el pastor a mi lado. ¡Sin duda! No me pregunto: “¿Por qué?”
¿Qué Dios es que en esas situaciones se muestra tan cercano?
Tu vara de pastor me reconforta (Verso 4)
Sin fuerza
La noche la paso con muchos tubos, sentado en una silla en medio de la habitación. La activación del intestino funciona. ¡Qué humillante con los compañeros de habitación como espectadores y oyentes! Los días que siguen me consumen las fuerzas, no puedo casi comer. El miércoles en la mañana llego a mi punto más bajo, no puedo más, estoy agotado, ya no hay más fuerzas en mí. Hablo por teléfono con mi esposa, le digo que estoy en el final. Ella me anima, ya hemos logrado bastante. Me levanto, me ducho, me distraigo. ¡Qué raro! ¡Funciona! Después de ducharme me siento mejor. Después de que me han quitado los dispositivos intravenosos me puedo mover con libertad. Tuve un primer paseo por el jardín de la clínica que es muy bonito. El sol brilla, cada paso me cuesta, pero lo logro. En la fuente se encuentran un par de gotas, se me caen un par de lágrimas. ¡Qué misericordia, qué lindo es poder vivir la naturaleza, los pájaros, las flores, las personas a mi alrededor!
Recibo mi primera comida: “sopa atada”. ¿Qué es eso… tomate, verdura?, de alguna manera esta atada o ligada, por lo menos a su sabor. Recibo un mensaje de WhatsApp de un amigo: “estamos pensando en ti, que el buen pastor te lleve a verdes pastos y a su banquete”. Le envío una foto de la “sopa atada” con el comentario: ¡solo falta el banquete!
Dispones ante mí un banquete en presencia de mis enemigos. Has ungido con perfume mi cabeza; has llenado mi copa a rebosar. (Verso 5)
Amigos míos están cerca de vacaciones. Me visitan y vamos a un café cercano. Se sorprenden qué tan rápido me he recuperado. Le agradecemos a Dios por su bondad, que me ha regalado de nuevo mi vida, que me llena mi copa hasta rebosar.
La bondad y el amor me seguirán todos los días de mi vida; y en la casa del Señor habitaré para siempre. (Verso 6)
Todos los días de mi vida, algo cambió, un interruptor fue bajado. ¡Soy diferente! ¡he experimentado al pastor!
Profunda paz
¡Él me tocó! ¿Fueron los rayos del sol? ¿Las gotas de agua?
Siento una profunda paz y agradecimiento: ¿qué hubiera sido mi vida sin la nueva tecnología de la tomografía PET, sin la cual no hubieran podido encontrar los ganglios linfáticos? ¿sin el profesor que tomó la decisión correcta? ¿sin el ánimo y el buen consejo oportuno de mi esposa?
Es por su gracia que le puedo seguir, independiente de como va el camino, si por valles tenebrosos o por pastos verdes, o por donde ningún intestino se puede negar, en donde el sol de la justicia me resplandece y en donde estoy por siempre en la presencia del pastor.
Ahora me han regalado la vida de nuevo, ahora puedo continuar confiando en mi pastor y puedo seguirle cada día nuevo con un corazón agradecido y con alabanzas en mis labios. Ahora puedo entender que dejar ir libera y despierta la curiosidad de lo que viene de ahora en adelante.
Traducción: Diana Janke